Mujer de Dios

Soy la Esposa del Predicador

Soy la mujer que orgullosamente se queda en la penumbra, mientras su esposo se yergue en la luz.
Soy aquella que sabe que su esposo es un regalo de Dios, por lo cual, se lo regreso a mi Señor, através de su servicio completo. A veces estoy tan sola cuando lo comparto con los demás. Pero también, me satisface el que se entregue tan generosamente.
Soy aquella que anima al predicador cuando otros dejan de hacerlo. Soy la que escucha sus sueños para la iglesia, y le ayuda a mirar hacia el futuro, y ver sus sueños realizados. Y cuando otros se preguntan, si a él en realidad le importa, yo soy la que lo ve postrado de rodillas, derramando lágrimas por el futuro de la iglesia del Señor.
Yo soy la mujer que vio a este hombre abandonar una carrera que le traería muchos beneficios materiales. Yo soy la que lo ve salir lleno de fe, presto a cumplir con su servicio total por el Señor. Cuando las cosas salen mal y él se pregunta si vale la pena seguir, yo soy la que lo anima y le asegura que los beneficios espirituales, con mucho pesan más que los materiales.
Yo soy la mujer que ama a su hija, como lo hace cualquier otra madre. Pero yo me detengo a observar cómo se le juzga a mi hija; y me pregunto: ¿Por qué será que todos quieren que sea perfecta en todo? Mundo, por favor sé benévolo con ella, ya que es sólo una niña, como cualquier otra.
Yo soy la mujer que escucha con frecuencia frases halagüeñas. A veces se me trata con cariñosa bondad; la bondad hace que todo valga la pena, y me impulsa a seguir cuando quisiera abandonar la lucha.
También soy la mujer que a menudo escucha comentarios nada amables. Mis sentimientos son frágiles como los de cualquiera. Pero soy la mujer que debe aprender a sonreír cuando le lanzan vituperios. Tengo que levantar mi dignidad hecha pedazos y perdonar, aun cuando no se me pida perdón.
Yo soy la mujer de quien se espera perfección en todas mis acciones. Pero debo ser paciente, mientras el mundo no se percate que soy una mujer como cualquier otra. Yo también cometo errores, y al hacerlo aprendo de ellos. Oh, Jesús murió por mí también, he sido perdonada, como tú. Te ruego seas paciente conmigo, ya que a menudo yo también tropiezo. Pero estoy creciendo, como tú.
Yo soy la mujer que escucha cientos de sugerencias para varias obras y programas; y se espera que yo eche a andar cada uno de ellos. Te ruego seas paciente conmigo. Mis días, como los tuyos, sólo tienen 24 horas. Yo también soy mujer, como cualquier otra; tengo un hogar y una familia que atender.
¡Oye mundo! Tengo mis altibajos, tanto como tú. Y hay ocasiones en que yo también quisiera abandonar la lucha. Necesito tu ternura y tu aliento para seguir luchando. Entregándome completa a mi esposo, mi niña, mi hogar y mi Señor, soy la mujer que está satisfecha de permanecer en la penumbra ... "Soy la esposa del predicador".
- Diane Pellin